No proviene del Lejano Oriente, pero guarda muchos simbolismos. La historia de este dulce se remonta a la Roma Imperial. Está asociado a Las Saturnales, festividad del solsticio de invierno. Entonces, señores y esclavos compartían una torta con higos, dátiles y miel, y en su interior escondían un haba seca, como símbolo de prosperidad. El afortunado que
la encontraba era nombrado ‘rey de reyes’.
Con la llegada del Cristianismo se abandonaron muchas costumbres paganas, aunque comer una torta en la última etapa de año se mantuvo. El regalo de su interior evocaba al Niño Jesús escondido del rey Herodes. Fue en Francia donde la fiesta de ‘Roi de Fave’ tomó más fuerza. Se incorporó a los banquetes de la corte de Luis XV, quien, además del haba, escondió dentro un regalo o moneda.
¿A quién toca pagar?
Esta idea fue exportada a España por el primer Borbón, Felipe V, y la vinculó a la tradición de los regalos. A mediados del siglo XIX, la torta de Reyes era el dulce estrella de afamadas pastelerías, y es entonces cuando el haba adquiere connotaciones negativas; la persona que le toca debe pagar. Pero su popularidad fue en aumento. En la actualidad, los españoles consumimos alrededor de 30 millones de roscones.
Ahora existe un sinfín de recetas, con relleno de nata, crema y trufa. Pero el original solo lleva huevo, harina, leche, levadura, margarina, azúcar y sal, además del agua de azahar, que le aporta ese aroma tan característico. La decoración con las frutas escarchadas representa las joyas de las coronas de los Reyes Magos.
España es uno de los países con la costumbre del roscón más arraigada. En Portugal tienen su propia versión del ‘Bolo Rei’, un bollo más denso, y en México se toma al desayuno o merienda con chocolate; allí quien se encuentre la figura debe organizar una fiesta el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.
En la redacción, hemos probado uno de los mejores roscones de Madrid: Roscones artesanos de Santa Teresa
El roscón de Reyes de Santa Teresa se identifica por su costra crujiente y dorada, coronada tan solo por la naranja y la almendra, y su tierno interior: una miga suave, ligeramente húmeda, esponjosa, aromática y con un delicado sabor en el que todos sus ingredientes se encuentran perfectamente equilibrados.
Dichas características se obtienen gracias a una receta sin conservantes ni aditivos, en el que el tiempo y los ingredientes de primera calidad danzan en perfecta sintonía. Tiempo para lograr un punto perfecto de fermentación e ingredientes para elevar el ingrediente clave: su masa madre. Y no olvidemos el saber hacer de nuestros pasteleros que le dan un toque diferenciador.
Y este año, además de los tradicionales y los rellenos de nata, crema o trufa, Santa Teresa nos ofrece dos sorprendentes y deliciosas novedades: Con Pistacho y con Almendra. De venta en las tiendas de Madrid y Ávila.
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