Ya ha pasado una semana desde que María Teresa Campos perdió la vida. Pasadas las exequias y los homenajes, que se han producido entre Madrid y Málaga, el interés de buena parte de la opinión pública se centra en la herencia de la célebre periodista.
No es ningún secreto que sus últimos años no fueron los más boyantes para ella en lo que a economía se refiere. La falta de trabajo la obligó a desprenderse de su fastuosa mansión de Las Rozas, que vendió por 2,5 millones de euros. Desde entonces, María Teresa Campos vivió en una vivienda alquilada y su única propiedad inmueble era la casa que tenía en Málaga.
Una casa que, tal y como recogen desde “El Español” irá a parar a sus hijas, Carmen Borrego y Terelu Campos, en un 50 % para cada una. Al parecer, el testamento de la presentadora se abrirá la semana que viene, y será entonces cuando se reparta el total de su herencia, de la que su chófer Gustavo también será beneficiario.
Al parecer, María Teresa Campos lo tuvo en cuenta a la hora de dejar por escrita su última voluntad y repartir su patrimonio económico. “Teresa no sólo fue generosa en vida con él, también lo ha sido en su muerte”, destaca la fuente consultada por el medio citado anteriormente.
Más allá de la vivienda de Málaga o de la liquidez que tuviera, María Teresa Campos contaba con numerosas obras de arte y objetos de valor que también podrían repartirse entre sus seres queridos, después de llegar a un acuerdo entre ellos. En vida, la periodista se deshizo de algunas de estas piezas cuando vendió su mansión de Las Rozas, mientras que otras fueron a parar a un trastero en las que todavía esperan un nuevo dueño. El resto, se repartieron entre las hijas y sus nietas, Alejandra Rubio y Carmen Almoguera, para que lo conservaran a modo de recuerdo.
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