Lara Álvarez (37 años) es una de esas presentadoras que se ha ido ganando su puesto a pulso, poquito a poquito, pasando por formatos más pequeños y papeles más secundarios hasta ir teniendo una visibilidad mucho mayor. Su momento álgido llegó cuando aceptó presentar ‘Supervivientes’ desde Honduras tras la marcha de Raquel Sánchez Silva, lo que ocurrió en 2015 y ha venido ocurriendo del mismo modo durante seis años. Seis años en los que ella paralizaba su vida durante casi cuatro meses para marcharse a los Cayos y estar al pie del cañón en cada conexión en directo, hasta que el pasado 2023 dijo se acabó.
Ella jamás lo ha confirmado, pero parece que desde hace años venía pidiendo un formato propio y al no hacerse nunca realidad su petición, decidió que no volvía al reality de supervivencia. Sin embargo, ella siempre se ha mostrado agradecida con el formato y ha dejado claro que también está contenta en la cadena con la que no solo sigue teniendo contrato, si no que además ha estado al frente de u ‘Me resbala’, un programa que no ha llegado a tener grandes datos de audiencia, pero que ha sido el primero en que ella era la presentadora titular de principio a fin. Con los bajos datos de la última edición de ‘Gran Hermano’ se realizaron cambios, y uno de ellos fue el de incorporar a Lara al equipo al frente de los resúmenes diarios para ocupar la franja que dejó libre el ya extinto ‘Cuentos chinos’ de Jorge Javier Vázquez. Además, está al frente desde hace algunas semanas de ‘A tu bola’, un formato que se emite los sábados donde tres famosos se enfrentan en una carrera de canicas en tres rondas de desafíos frente a un público en directo.
Con el nuevo año además Lara va a ser la conductora de ‘La mejor generación’, un programa musical que se estrena este 8 de enero en Telecinco y que tes equipos lucharán por demostrar que son los reyes de las versiones. Un formato producido por Gestmusic en el que ‘los Vinilo’, ‘los Cassettes’ y ‘los Streamers’ tendrán que dejarse la piel en espectaculares actuaciones musicales con puestas de escena de lo más sorprendentes para dejar claro cuál es la mejor generación.
Sin duda a estas alturas de su carrera, Lara puede permitirse tomar algunas decisiones respecto a los proyectos que hace y los que no hace, pues ya es un rostro consolidado en televisión y además cuenta con otras fuentes de ingresos como las redes sociales, donde además de hacer algunas campañas publicitarias, hace uso del medio para crear contenido de diversa índole en el que muestra sus dotes como periodista abarcando temas mucho más allá de los realitys donde la hemos visto muy resuelta en los últimos años.
Además, ella es una mujer inquieta, y durante algún tiempo, también quiso probar suerte como empresaria, lo hizo en 2015 creando la firma Blue Palm, gestionada por la sociedad ‘Senso Consulting SL’, que hoy en día sigue en pie, pero no bajo su nombre. Durante algún tiempo estuvo muy centrada en el proyecto, en el que vendía prendas sobre todo de algodón, cómodas, con motivos que recordaban al mar y con un estilo un poco boho. Ella fue durante todo el tiempo el mejor reclamo para la firma, pues era habitual verla vestir estas prendas y publicitarlas a través de sus redes, pero solo dos años después decidió echar el cierre, aunque no de manera definitiva, ella lo explicó así: «lo que ha pasado es que estoy desbordada de trabajo y la marca es un proyecto tan personal que estamos buscando la manera de poder ponerla a funcionar dedicándole la atención que se merece. Ahora está en ‘stand-by’, pero no es un batacazo ni un fracaso empresarial, todo lo contrario». Dada su corta trayectoria nunca ha sido posible consultar las cuentas de la empresa, pero la propia Lara explicó en su momento que se vendió todo el stock antes del cierre y que el dinero nunca fue el problema que le llevó al cierre.
Además de aquella firma que quizá un día retome, Lara ha ido invirtiendo lo ganado en estos años de bonanza en ladrillo. Cuenta con dos propiedades a su nombre, en 2020 compró una casa en Boadilla, una de las zonas más cotizadas de la Comunidad de Madrid, porque es muy cercana y está muy bien comunicada con el centro, a la vez que tiene la tranquilidad y la comodidad que da vivir en las afueras. En su caso se compró un dúplex en una lujosa urbanización familiar con una superficie útil de 100 metros cuadrados, tres terrazas, dos plazas de garaje y trastero. En este momento, en que los precios son muy superiores a los que se barajaban hace tres años, las viviendas similares a esta en la misma zona se venden entre los 500.000 y los 600.000 euros.
Pero esta no es la casa en la que ella vivía, al menos hasta hace poco. Su vivienda se encuentra muy cerca de esta zona, concretamente en Las Rozas, en una casa que compró en 2018, cuando ya llevaba algunos años viviendo en Madrid. En este caso no se trata de una construcción ni tan lujosa ni tan moderna, pero si con muchos más metros; es un chalé de 380 metros cuadrados con tres plantas y sótano-garaje, piscina particular y un jardín sobre una parcela de 1.100 metros cuadrados.
Dos seguros de vida, y más ahora que el ladrillo se revaloriza por momentos, pero de los que quizá ni se plantea desprenderse porque es evidente que, en este momento, en que no deja de enlazar un proyecto tras otro, no lo necesita. Se desconoce que plantes profesionales tiene la asturiana una vez finalizado Gran Hermano, pero parece evidente que la cadena confía en ella y que nos queda Lara para rato.