La particular venganza de Rocío Carrasco contra Raquel Mosquera ha vivido esta semana su punto más álgido con el estreno del cuarto capítulo de la docuserie En en nombre de Rocío. Una nuevo episodio con el título, En el nombre de Pedro: parte 2 que sirve de conclusión al de semana anterior y que profundiza en el fin de la relación entre Raquel Mosquera y Rocío Carrasco tras el fallecimiento de Pedro Carrasco el 21 de enero del año 2001. Un día que Rocío recuerda con mucha tristeza: «No me creía que se había ido mi padre. Me hablase con él, no me hablase con él, cometiera los errores que cometiera, era mi padre. Yo en ese momento no era consciente de que lo había perdido«, dice muy afectada.
Asegura que los problemas con Raquel Mosquera comenzaron desde el momento del fallecimiento de su padre y la acusa de no haberse podido despedir de él en su famosa casa del Paseo de la Habana de Madrid: «Pedí que no se lo llevaran de la casa hasta que no llegara y poder despedirme de él, pero cuando llegué ya se lo habían llegado«.
Durante el capítulo se emiten las controvertidas imágenes de la salida de la misa funeral al fallecido en la que su hija y Fidel Albiac fueron abucheados por la multitud que se agolpaba a las puertas de la iglesia, un «despropósito» del que acusa a Antonio David Flores: «Es una situación dantesca, vergonzosa por parte de la prensa y la gente que está ahí. Pero también sé porque estaban ahí, entonces, no me extraña. El ser (así llama al padre de sus hijos) se encargó de poner a cuatro o cinco alborotadores para que hiciera jaleo», afirma muy segura.
No hay testamento
El primer encuentro con Raquel Mosquera tras la muerte de su padre ocurre en un despacho de abogados, cuando tienen que llegar a un acuerdo sobre cómo se repartirían los bienes del exboxeador ya que murió sin testar: «Se hace un cuaderno particional, a ella le pertenece una cuota de viudedad valorando una serie de años y se ajustó para que viviese en el piso del Paseo de la Habana. Lo hice así para que ella no se quedase en la calle. Cuando ella llega a esa reunión me dice que tengo que jurarle quería a mi padre. En ese momento me levanté y me fui. ¿Ella quién co,ñ,o era para decirme algo así?».
Hay que recordar que durante los últimos años Raquel Mosquera ha declarado en televisión que se sintió engañada durante el reparto de los bienes de su marido, ya que dio prioridad a lo sentimental antes que a lo económico, algo que según Rocío Carrasco es completamente falso: «Ella quedó muy bien servida (…) Se hace un reparto que se hace tal manera que se tiene que cubrir esa cuota de viudedad que a elle le corresponde por ley. Se podía hacer de dos maneras: dar el dinero correspondiente o con un usufructo hasta que se cubra esa cuota. A ella le corresponden unos 13 millones de pesetas, unos 83.000 euros, de ahí el usufructo temporal durante 6 años contando a partir del fallecimiento de la casa de Paseo de la Habana. Se valora el usufructo temporal en 12.000 euros al año«.
Este usufructo se extinguiría si Raquel volvía a casarse o a vivir con otra pareja, una clausula que a Rocío le parece «lógica» ya que el piso ahora era propiedad suya: «Se intentó hacer lo mejor posible porque le doy cosas que no le pertenecen, podía haber pedido cosas que no le pertenecían y que estaban en casa de mi padre, pero intenté hacer lo mejor para ella», asegura. «Demasiado bien me porto con una persona que luego me lo ha agradecido como ha hecho».