El tertuliano de Sálvame está desatado. Desde que confesara su relación sentimental con Fran Antón (que había negado hasta la saciedad) no hay detalle de su amor que quiera guardase y este viernes se sentó en el Deluxe para explicar cómo pasaron de ser amigos a prometerse en matrimonio: «Yo di el primer paso… Una caricia, un abrazo, un beso… y él se quedó flipando».
Kiko Hernández ha contado que se conocieron en el teatro: «Era un compañero normal y de hecho pasamos toda la pandemia sin vernos, algún mensaje y nada más. Cuando saqué mis aceitunas, les llevé un bote a cada compañero y él se las regaló a su madre. Yo hablé con ella por teléfono y ahí empezó una amistad más fuerte. Salíamos mucho con los compañeros pero después hubo unos problemas muy gordos con una persona de esa compañía y nos puteó a los dos. Yo me apoyé mucho en él, él en mí y se forjó la amistad más intensa». Y remata: «En una función nos dábamos un beso y un día, cuando lo estábamos pasando tan mal, el beso se alargó, de 30 segundos a dos minutos. Y ahí… patata. Después cogimos un taxi y ahí pasaron cosas… Un te agarro la mano, un te doy un abrazo… Yo soy muy lanzado, di el primer paso y lo besé. Él flipó. Surgió la magia y empezó la historia de amor más bonita que he tenido en mi puñetera vida».
Kiko y Fran llevan juntos «un año y mucho» pero al principio quisieron ir muy despacio: «Fuimos muy lento, nuestra primera cita fue en el Museo de Cera. Al principio era muy bonito porque eran citas clandestinas, no se enteraba nadie, íbamos a restaurantes… Viajábamos para que no nos pillaran pero eso es muy caro, así que buscamos un refugio aquí y fue el bingo Las Vegas». Hasta que empezaron a salir fotografías: «Era un coñazo estar escondiéndose. Mi familia lo sabía desde el principio, si la prensa no me hubiera pillado no estaría aquí sentado». Pero los pillaron: «Cuando salió todo a la luz estuvo a punto de joderse. Él se puso muy nervioso».
Boda el 16 de septiembre
Por suerte, pasamos los primeros meses de angustia, la pareja resistió: «Es el hombre de mi vida por la admiración que siento hacia él, hacia su trabajo, cómo cuida a su familia y a la mía. Cuando juntamos a las dos familias en Navidad y vimos esa unión, fue cuando decidimos casarnos». La boda, el próximo 16 de septiembre, será una bonita manera de formalizar su relación pero no la única: «Tenemos dos hijas maravillosas, pero queremos ampliar la familia, sobre todo porque es su deseo». Y ha sorprendido todavía más al confesar: «Le he pedido que le ponga su apellido a mis hijas y lo va a hacer».
Kiko ha contado los primeros detalles sobre el enlace: «Será en el ayuntamiento de Melilla, en la Sala Dorada. Después iremos al hotel Meliá Puerto, donde haremos una macrofiesta. Como los dos amamos el teatro queremos que haya mucho teatro, que canten nuestros amigos, que interpreten… y se alargue toda la noche».
La pedida de mano fue de película: «Ya sabíamos que uno de los dos iba a hacerlo, porque lo comentábamos de broma. Una noche me llevó a la playa, íbamos con mis hijas, me colocó en el extremo de una pasarela de madera y él se fue al otro. Me dijo que caminara hacia él, puso nuestra canción y me lo pidió. Las niñas gritaban ‘¡Bravo!». Y no fue la única: «Yo también quería pedírselo. Lo intenté en casa pero fue un desastre, y en el puente de Brooklyn vi la oportunidad y lo hice».
«Fran es más celoso que yo»
A Kiko se le cae la baba con su chico: «Él es muy trabajador, pasional y mucho más celoso que yo». El romanticismo, lo está aprendiendo: «Nunca lo he sido, ahora estoy haciendo cosas que vamos… Velas, champagne, ‘te quiero’…». Y es que Fran le ha cambiado la vida: «Él me ha cambiado el carácter, me ha hecho más tranquilo. El ‘Kiko hijo puta’ que era ya no existe. A él no le gusta que yo esté siempre a la gresca y me frena mucho, me dice ‘No te metas con Carmen, no te metas con Lydia…».