El pasado lunes, cuatro días después de sufrir un ictus que le ha afectado a una parte de su cuerpo, salía a la luz que que, a sus 38 años, la vida del hijo de Isabel Pantoja podría no volver a ser la misma ya. Se ha dicho que Kiko Rivera podría tener una parálisis facial parcial y necesitar ayuda para realizar ciertas actividades del día a día, como asearse o comer. No obstante, recibía el alta hospitalaria y ponía rumbo a su domicilio para proseguir con su recuperación rodeado de algunos de sus seres queridos. Pero no de su hermana y su madre, a la que ha vuelto a despreciar sin piedad.
Por eso, Isabel Pantoja, está «destrozada», porque no puede soportar el dolor de ser rechazada por su hijo. La tonadillera no se ha podido ver con él porque el Dj no quiere. Isabel Pantoja, encerrada en Cantora, sigue de la vida de sus hijos.
Hace unos días, la tonadillera volvía al foco mediático por el accidente cerebral que obligaba al hermano de Isa P a ingresar en el hospital. No se le ha visto por el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde ha estado ingresado. Este miércoles, la revista Semana desvela cómo la cantante sevillana está viviendo estos momentos tan difíciles por los que atraviesa su hijo.
El encuentro madre e hijo no se ha producido a pesar de la gravedad de Kiko Rivera. Con el dj ya en casa, se abrían nuevas posibilidades, pero el enfrentamiento está lejos de terminar en el clan Pantoja. La artista no ha podido estar cerca de su hijo en estos momentos tan delicados y vive corroída por la incertidumbre las horas decisivas de Kiko Rivera. Irene Rosales es la culpable de que ni su suegra ni su cuñada lo vean. Dicen que es para que no se altere ahora que está delicado de salud.