Si hace dos semanas Íñigo Onieva estaba a punto de ser declarado enemigo público por su infidelidad a Tamara Falcó, su comparecencia ante los medios de este domingo le ha servido para darle la vuelta la tortilla.
Atrás quedaron aquellos comentarios de los internautas en las redes llamándole “villano” o “mentiroso”, ahora se puede leer un “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” o “tampoco ha matado a manolete”.
La cara de arrepentimiento de Onieva ha calado. Sobre todo, porque ha sido sincero pidiendo respeto para su familia: “Siento mucho que tengan que estar pasando por esto y pagando las consecuencias. Que este acoso que están sufriendo lo tengan que sufrir día si y día también me entristece mucho y no se lo merecen”.
De su exprometida tampoco se olvidó: “Aprovecho para pedir de nuevo perdón a Tamara y lo haré las veces que haga falta. Es algo que me tiene destrozado y de lo cual me arrepiento por haberle hecho daño y haberle fallado. Si ya es duro haberla perdido, toda esta repercusión mediática lo complica mucho más”.
Alungo rostros conocidos como la presentadora Susanna Griso o la actriz Concha Velasco ya habían defendido a Onieva al considerar que el ‘linchamiento’ contra él estaba siendo “excesivo” y que la infidelidad no está bien pero no es un delito.
La marquesa de Griñón, por su parte, ha perdido gran parte de ese apoyo popular que recibió al romper su compromiso con el joven empresario por sus polémicas declaraciones sobre los “tipos de sexualidad” que rozaban la homofobia. De hecho, Boris Izaguirre, uno de sus íntimos amigos, le sugirió abiertamente a Tamara “un alejamiento de las malas compañías y quizás una disculpa explícita”.