El drama-episodio del compromiso entre la marquesa de Griñón y el empresario Íñigo Onieva crece. Desde el momento en que Tamara Falcó anunció su «engagement» (como diría el propio Onieva), todo ha sido un despropósito. Visto el sonado vídeo del beso del novio con la modelo brasileña, visto el perdón que Onieva lanzó en las redes a su novia y la familia Falcó-Preysler, visto que Tamara borró la foto del anillaco de compromiso… Visto todo, ahora ni siquiera se siguen en Instagram.
El mea culpa que lanzó Onieva a modo de comunicado disculpándose del morreo no ha funcionado. El empresario y la hija de Isabel Preysler rompen el compromiso. No hay boda. Además, la marquesa le habría dicho que recogiera sus cosas del piso que comparten, cuyo alquiler está a nombre de ella, según Beatriz Cortázar.
Este fin de semana, el empresario se blindaba en las redes ante la oleada de mensajes de usuarios que le afeaban su «deslealtad» hacia Tamara Falcó. Las fechas de sus imágenes con Marina, que él situaba en 2019, no cuadraban. Una captura de pantalla del empresario con su amiga (foto inferior) de hace dos semanas desmontaba su relato. Buenrollismo, besos en el cuello… Íñigo caía en contradicciones.
Hay dos hechos objetivos en estas horas de impasse que confirman la ruptura: primero, que los novios, cuyo compromiso nupcial les ha durado tres días, ya no se siguen en sus perfiles de Instagram. Segundo, que Onieva aún sigue el perfil de Marina, su amiga brasileña, modelo que ha trabajado en agencias como NY Models o Central Models.
Desde el entorno de la marquesa, transmiten el mal momento que atraviesa ella, ya que los vídeos comprometidos del beso de su chico han saltado justo horas después del anunciadísimo compromiso Falcó-Onieva. Una felicidad máxima que a Tamara le duró tan solo unas horas.
