La edad de Ana Obregón (68 años) lleva en la palestra desde hace días. Su decisión de traer un bebé al mundo, cuando roza los 70 años, ha sido criticada, pero también, aplaudida. “No soy quién para juzgarla”, “es tremendamente egoísta”, se podía oír en las tertulias de la mañana. A pesar de que se haya especulado con la cifra de su edad, con lo que no hay duda es que Ana es con que es una mujer enérgica, con buena salud física y con las ganas de una persona de treinta. A pesar de eso, el tiempo pasa para todos y los cuerpos, así como los rostros, cambian. Hoy, gracias a la Inteligencia Artificial, nos preguntamos cómo se verán esta nueva abuela y su nieta con el paso de los años. A continuación, te traemos las imágenes de cómo irán creciendo juntas abuela y nieta.
Así se verán Ana Obregón y su nieta Ana Sandra dentro de diez años, según la IA
A continuación, te vamos a enseñar la imagen de cómo ve la IA a Ana Obregón y a su nieta Ana Sandra dentro de diez años. Cuando la presentadora roce los 80 años, mantendrá su melena rubia con algunas canas símbolo del paso de los años. También harán aparición en su rostro algunas marcas propias del paso de los años. Pero lucirá igual de cuidada que siempre. Una melena brillante, una piel con muy buen aspecto y tan en forma como ha estado pese al paso del tiempo.
Y a pesar de que ahora es solo un bebé que no cuenta ni con cuatro semanas de vida, basándose en los rasgos de su padre biológico, Álex Lequio, la Inteligencia Artificial puede ‘adivinar’ cómo lucirá la pequeña Ana Sandra. Dentro de diez años, será según la IA una niña con el rostro dulce, con una melena castaña tirando a caoba que bien recuerda al cabello que tenía su padre y con rasgos similares a los de su abuela Ana Obregón.
Así serán Ana Obregón y Ana Sandra dentro de 20 años, según la IA
Cuando Ana Obregón tenga 86 años y esté a puntito de ser una nonagenaria que cría a una adolescente, la IA nos la sigue mostrando delgada, atlética. Como si hubiese seguido con su ritmo de entrenamientos para continuar igual de ágil. Y no sería raro. Para Ana, el deporte es muy importante en su vida. La danza, el yoga, el pilates… todo es válido para seguir siendo una persona activa. Y con una adolescente en casa, más le vale que lo siga siendo, pues, aunque un joven de esta edad no desgasta tanto como un niño revoltoso al que hay que estar persiguiendo, o jugando con él; también requiere que el adulto tenga buen fondo físico.
Una Ana permanentemente rubia, como lo fue su madre, quizás con un poco más de cana o de pelo platino, que da luz al rostro. Fan de la melena por las clavículas, algo más corto de lo que lo lleva ahora, pero negándose a renunciar a una de sus señas de identidad. Arrugas de expresión en los ojos y en la boca; producto de reír hasta llorar gracias al bebé que llegó a su vida el pasado 20 de marzo. Y también producidas por las lágrimas que el recuerdo de Álex le seguirá provocando; porque él no se irá nunca y su memoria estará presente en esa joven que lleva su genética. Y sonriente. La Inteligencia Artificial nos presenta a una Ana Obregón de 86 años satisfecha y feliz. Segura de las decisiones que tomó y que fueron un auténtico revuelo pues puso patas arriba el poder político.
En el caso de Ana Sandra, la IA determina que dentro de 20 años tendrá rostro alargado, característico de los Lequio, ojos marrones, brillantes como los que tenía su padre cuando explicaba algo que le apasionaba y boca que recuerda a la de su abuela Ana.
La llegada de Ana Sandra ha vuelto a llenar de ilusión a Ana Obregón
El nombre Ana Sandra es un doble homenaje. La primera parte del mismo corresponde a la herencia que le dejan su abuela y su bisabuela, y la segunda es una versión castellanizada del nombre de su padre, Alessandro.
Obregón ha dicho que cuidados serán lo que menos le faltarán a esta niña venida al mundo a través de un embarazo subrogado, con el óvulo de una mujer donante y el esperma de su padre fallecido. La presentadora asegura que tiene recursos económicos de sobra para hacer frente a su crianza, y para que la joven, en un futuro cuando su abuela ya no esté, pueda soportar todos sus gastos educativos y de manutención. Y, como todo no es dinero, Ana recuerda que tiene una cantidad enorme de primos y de tíos que estarán deseando acompañarla y verla crecer. No le soltarán la mano cuando su abuela y madre adoptiva ya no esté. Y eso lo podemos garantizar sin Inteligencia Artificial de por medio.