¿Volverías a hacerlo? Le pregunta a Ana Obregón la entrevistadora que realiza la exclusiva de la revista Hola. «Puede ser, puede ser. Fallé a mi hijo y no lo pude salvar, pero esto, que le juré con mi vida, lo he hecho y eso no me lo quita nadie, y no creo que haya nadie en el mundo que cuando vea a esta preciosidad de niña, tan deseada por parte de su padre desde el cielo y por mi parte desde la tierra y por parte de todos los que me quieren, no piensen igual», responde orgullosa.
«Es algo que solamente los padres o madres que han perdido un hijo van a entender perfectamente», añade. «Me hubiera gustado también niño, pero, ¿quién sabe? Mi hijo quería tener cinco hijos, así que a lo mejor el niño también llega algún día», remata. O sea, que si está hablando en serio, no descarta repetir el proceso.
Gestación subrogada
No todas las madres ‘recién paridas’ hablan a los pocos días de traer al mundo a su bebé de repetir. Pero claro, el caso de Ana es distinto. Ella no ha dado a luz ni ha sufrido una cesárea. La decisión de comenzar con el proceso de gestación subrogada implica la participación de una donante de óvulo y de una gestante. Esa mujer es la que a lo mejor no estaría dispuesta a repetir, al menos en un tiempo. Otra cosa es que cambie de gestante.
Como ya avanzamos hace días, Ana lleva tres años preparando este momento. «La decisión la tomé el día que mi niño se fue al cielo. Ese mismo día. Lo que la gente no sabe es que esta fue la última voluntad de Aless: la de traer un hijo suyo al mundo. Y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer», desvela.
«Esto se llama testamento ológrafo y se produce cuando una persona, ante dos testigos, expresa sus últimos deseos, aunque, por las circunstancias que sean, el notario no pueda estar presente en ese momento. Pero este documento existe y es legal. Cuando a mi hijo le diagnosticaron el cáncer e iba a comenzar el tratamiento de quimioterapia, los médicos le recomendaron que guardara muestras de su esperma, por si los medicamentos le afectaban en el futuro, para asegurarse de poder tener hijos. Estas muestras estaban conservadas en Nueva York. Aquel día estábamos en el hospital; Aless ya estaba muy mal y nos dijo que, si algo le ocurría, quería que supiéramos que él quería dejar descendencia en esta vida. Aunque ya no estuviera. Desde ese momento, lo único que me ha permitido seguir viviendo cada día, cada segundo, es cumplir la misión de traer al mundo a una hija de Aless», cuenta en la exclusiva de Hola.